miércoles, 25 de mayo de 2016

TE ECHO DE MENOS

Hoy no sé muy bien como empezar el post. La verdad es que llevo tiempo queriendo hablar de este tema pero es tal la aborágine de cosas que se nos viene encima cada semana, que al final no tengo tiempo para parar dos segundos a pensarlo. Y digo pensarlo, porque no lo pienso pero sí lo siento.

Cuando empiezas una relación estás tan rodeado de feromonas, dopamina, serotonina, endorfinas y toda clase de opiaceos naturales, que parece que estés flotando todo el día y que todo tu mundo gire en torno a esa persona que has elegido para que comparta tu vida. Parece imposible que haya algo que pueda entorpecer esa senda de amor, felicidad, risas y apijotamiento constante. No te imaginas que el  estrés del día a día, el trabajo y mucho menos los hijos, puedan acabar con ese estado de acoplamiento constante con la otra persona. Quizá sea cierto que las mujeres sentimos más apego hacía nuestras parejas que los hombres, que parece que vayan más por libre, pero lo cierto es que al final los problemas contínuos del día a día, acaban de golpe y porrazo con esa vida de ensueño de la que gozaban unos y otros, cada uno a su manera, en las primeras etapas de la relación.

Es cierto que con los años, el tipo de relación que mantienes con tu pareja va cambiando, y con el tiempo aprendes a conocerte, a ser más paciente y comprensivo... Madurar juntos hace que adquieras un punto de complicidad que es mucho más valorable que el pasarte todo el día pensando en esa persona embobada perdida (jijiji).

Pues bien, la llegada de los hijos, sobre todo cuando son deseados hace que esa complicidad crezca, estar juntos en esos momentos tan importantes hace que la pareja adquiera un grado de compromiso tan íntimo, que ese sentimiento que al principio desbordaba feromonas por todos nuestros poros, se transforma en un sentimiento más puro, sincero y verdadero.

El "problema" por llamarlo de alguna manera, viene cuando los niños empiezan a crecer, a tener más necesitades, a reclamarte más,cuando empiezas a dejar de tener dos minutos para ti y pasas a dedicarles todos tus ratos libre a ellos. Al final del día acabas tan agotado que sólo tienes ganas de coger la cama y cerrar la pestaña y ¡que no se le ocurra a tu pareja darte conversación en esos momentos! vamos ya sería el colmo tener que ponerte a escuchar y conversar a las 22:00 de la noche. ¿Estamos locos? esas horas son indecentes para estar de charla, ¡que la gente quiere dormir! Jajajaja.

Vale,vale, he exagerado un poco, pero sí es cierto que llevamos un mes que por unas cosas u otras, no hemos tenido tiempo para estar juntos, para darnos un abrazo, para hablar de nosostros, a veces me parece que estando juntos en el mismo salón, pareciera que estuvieramos a kilometros de distancia. Él atendiendo a la niña yo al niño, ponle tu el pijama a uno que yo le quito el pañal al otro y así van pasando los días sin poder estar dos segundos mirándonos a los ojos, sin aprovechar el rato del sofá para darnos un abrazo, sin poder estar en silencio y cogernos de la mano. Todo va a un ritmo acelerado, necesito mirarte y que me mires, que hablemos de nosotros, tengo la necesidad de decirte que te quiero, que me encanta dormir a tu lado, que espero cada día que lleguen las 19:30 de la tarde para estar a tu lado aunque cada uno esté liado me gusta saber que estás ahi. Me encanta ver los besos que les das a tus hijos, la paciencia que tienes con ellos y vale... a veces conmigo (solo a veces,jiji). Me encanta que estés en mi vida y echo de menos el no poder tener tiempo para decírnoslo.

A veces los hijos nos absorven tanto que nos olvidamos de lo que les hizo posible, el amor de la pareja, por eso intentemos cogernos de la mano, darnos un abrazo según nos cruzamos por el pasillo, no olvidarnos de nuestras parejas y sobre todo, hacer que los hijos sean partícipes del amor de sus padres.
No quiero volver a tener la sensación de echarte de menos, teniéndote tan cerca...

sábado, 14 de mayo de 2016

UN POST DIFERENTE

Hoy me he levantado con ganas de hacer un post especial, diferente al resto. Llevo tiempo pensando en publicar algo que esté relacionado con la lectura. Es muy importante que nuestros hijos aprendan este hábito tan importante y enriquecedor desde bien pequeños y no hay mejor manera que lo vean como algo natural, algo del día a día que ven hacer a sus papás de forma espontanea y como algo normal.
Son, bueno más bien eran, muchos los momentos en los que aprovechaba para coger un libro mientras los niños jugaban y ponerme a leer. Esos ratitos parece que no significan nada,pero los niños que son esponjas se quedan con todo. Al ratito de ponerme a leer, el niño me miraba y preguntaba: ¿qué haces?...
Leer hijo, estoy leyendo, le decía yo y en seguida se me sentaba al lado y me miraba. Yo dejaba mi lectura y cogiamos un cuento y se lo leía.
Lo cierto es que me lo paso pipa, les interpreto las historias y se parten de risa. A veces les pongo en la colchoneta y yo me siento en una banqueta y les empiezo a leer un cuento como si no hubiera un mañana...con sus ruidos,sus personajes, sus historias inventadas muchas veces...(jijiji)

Y con estos ratitos, no sólo conseguimos que se lo pasen bien, sino que empiecen a interesarse por los cuentos y sus historias.
Sorprendida me quedé un día cuando a lo lejos oía una vocecilla con diferentes modulaciones, me acerqué despacio y sorprendí al niño, leyendo un cuento a su hermana tal cual se lo leo yo a ellos.
Me hizo tanta gracia, que agarré el móvil y me puse a grabar. Lástima que ya le cogí al final del cuento, pero me dio tiempo a inmortalizar un poquito del momento.

 Como dije al principio, quise que este fuera un post diferente, en el que las palabras no quitaran protagonismo al núcleo fundamental de esta entrada... Y como una imagen vale más que mil palabras...







jueves, 12 de mayo de 2016

DONDE COMEN DOS COMEN TRES?

Este nuevo tema para el blog se me ocurrió a raíz de una charla entre amigas tomando café.
Es inevitable que entre un grupo de madres sobre todo primerizas, no surja la recurrente pregunta de: ¿y el segundo para cuando?. Lo cierto que el tema surgió de la manera más natural posible y sin darme cuenta, cuando pude reincorporarme a la conversación tras atender una mini rabieta del niño,ya estaban debatiendo sobre el tema muy entusiasmadas. Yo escuchaba emocionada ya que me fue inevitable recordar ( mentalmente y a modo off Homer Simson)mi segundo embarazo. Hablaban con entusiasmo del tiempo que tenían pensado esperar y de lo raro que se les iba a hacer volver a la matrona,ecos,analíticas y etc...
Una vez puse el modo on intervine lamentandome y con nostalgia de que yo ya no viviría esa experiencia, que ya había completado el cupo.
Al notar que mi tono era de nostalgia,una vocecilla amistosa intentó rebatir mis argumentos diciendo muy ufana: " bueno mujer donde comen dos comen tres!".
Y en ese momento sonó un clic en mi cabeza ( ¿sería el interruptor de off?)y empecé a reflexionar sobre todas las veces que había creído que eso era así y en mi cabeza apareció la imagen de un pollo con cuatro pirañas abalanzándose sobre él. 
¿Que dónde comen dos comen tres?
¡Menuda mentira!
La primera imagen que me vino fue la del pollo porque es lo más significativo.
Cuando vivíamos mi marido y yo solos,recuerdo que un pollo nos daba para tres comidas. Un día las pechugas,para otro día separaba contramuslos y alitas, y para otro hacía un cocido,arroz o así con la carcasa.
Cuando llegó el niño,aún podía aprovechar para dos comidas y ahora con la niña, un pollo de 2 Kg se nos queda justo!
Y eso si hablo sólo del pollo,casi mejor no menciono lo que pasa con el pescado... Fruta,verdura,leche, galletas,pasta,legumbres.... Lo único que cunde bastante son los cereales,no sé porqué pero parece que según cierras la bolsa se multiplican. A veces no se dan acabado,cosa que agradezco por otro lado!
Y no sólo hablamos del gasto en la comida, pañales,ropa... Y eso cuando aún son bebés, no quiero pensar cuando vayan al cole, cuando vayamos a tomar algo y las consumiciones se multipliquen por cuatro,cuando quieran ir al cine.
Lamentable la sociedad no está pensada para tener más hijos,bueno claro, la cosa cambia si los padres tienen unos buenos sueldos,pero claro eso seguramente significaría que ambos trabajarían mucho y no tendrían tiempo de criar a sus hijos y entonces volveríamos a entrar en el mismo debate de siempre: criar/educar contra un alto nivel de vida/dar lo "mejor" a tus hijos....

En fin, que todo esto me lleva a la conclusión de que materialmente es imposible tener otro hijo. Da mucha pena saber que tu familia no puede hacer hueco para otro miembro que tendría sus peculiaridades, su carácter, que entraría a formar parte del equipo de juego de nuestros pequeños y que vendría a dar más sentido si cabe a nuestra vida.

Pero nuestra familia está muy bien así, y  yo agradezco a la vida por cada día que paso a su lado, por haber sido capaz de reorganizar nuestras vidas y nuestras prioridades para ofrecerles lo mejor de nosotros.

martes, 10 de mayo de 2016

ACEPTAR EL CAMBIO DE RUTINA

Cuando vives con una rutina tranquila y bien establecida, parece que la vida se ha detenido y todo entorno a ti gira menos tú. Los pequeños problemas del día a día se solucionan cuando los niños se van a la siesta y tienes un pequeño respiro para estabilizar los niveles de estrés que te hayan podido generar tus pequeños. Es un momento de paz compartida y tanto ellos como tú recargais pilas para afrontar lo que queda de día.  Todo está bien, todo vuelve a su sitio.¿ Pero que pasa cuando esa rutina empieza a cambiar? Pues que estalla la guerra y de repente, lo que iba lento ahora va a una velocidad vertiginosa y no encuentras el pedal de freno 😨😲.
Pero vayamos por partes, empecemos por el principio y veamos como era nuestro día a día.
 Empezamos la jornada a las 9 o 9:30 y siempre de buen humor. Primero se levantaba el niño cantando o preguntando por papá o mamá de forma tranquila. Jugaba un poco en su cuna y nos íbamos a desayunar. Al rato despertaba la peque y la poníamos a desayunar con nosotros. Después les dejaba en la sala con los juegos y los dibujos y yo aprovechaba a fregar, recoger, hacer la casa y ducharme. Los vestía y nos ibamos al parque o a comprar, según tocase. A las 2 o así subíamos a comer, comíamos, jugábamos otro rato y al poco dormían las siesta, de dos horas y media a tres dormía el niño, la niña hora y media o así.  Ese momento era el que yo aprovechaba para recoger y limpiar cocina y baño lo primero y después para dedicarme a mi, escribir en el blog, leer o hacer cualquier cosa que tuviera pendiente. No era lo habitual, pero algún día hasta conseguí poder dormir media horilla😃😄😁. Acabadas las siestas, tocaba meriendas y parque hasta que venia su padre. Una vez en casa papá se hacía cargo de los peques y yo hacía la comida del día siguiente y las cenas. Baño, cena, ratito con los papás y...A dormir! Y así todos los días,  tranquilos, sin lloros, sin gritos...
¿Pero que fue lo que desencadenó el cambio? Pues realmente no lo tengo nada claro. En un principio creo que le afectó ( y ahora voy a centrarme exclusuvamente en el niño)la nueva rutina con mi trabajo. Aunque son pocos días los que no estoy, el niño estaba acostumbrado a compartir conmigo sus 24h del día y de repente y sin explicación previa, su mamá desaparece algunos días por la tarde y aunque él disfruta con los abuelos y su papá, el que se ausente la figura que no se ha separado de él durante dos años, nos guste o no,tiene que afectar por narices.
Otro causante del cambio es, que inexplicablemente y sin mi permiso, el niño ha decidido crecer!! Parece mentira, pero en cosa de un par de semanas le noto un cambio enorme, le veo más mayor, entiene perfectamente lo que se le dice, hace las cosas sabiendo que las hace, no sé, ya es un niño😔😔😔😔🙌. Le está cambiando el carácter, sabe lo que quiere, como y cuando lo quiere ( lo cual es un problema). Está buscando su sitio en la familia.
Este proceso de crecimiento está relacionado directamente con sus relaciones sociales,  vamos sus amigos del parque. Empieza a observar e imitar a aquellos que pasan más tiempo con él.
Se está haciendo mayor y empieza a buscar las maneras de conseguir sus objetivos, está buscando sus límites y está experimentando para saber donde están los nuestros.
Es un proceso necesario para su desarrollo pero que nos ha llegado de manera inexperada.
 ¿ Y todo esto en que afecta a nuestra rutina, en que han camido las cosas?
Para empezar esta demasiado estresado y eso se traduce en lloros constantes, pataletas y rabietas. Pide atención constante y esos ratos en los que quedaban solos jugando y yo aprovechaba para limpiar han desaparecido. Tengo menos tiempo para hacer las cosas. Hasta ahora no he mencionado a la niña porque estos cambios no la habían afectado, pero ahora al tener a su hermano con tales niveles de estrés y de búsqueda constante, tampoco tiene esos ratitos para experimentar sola y me solicita también más, muchas veces suplicando ayuda😰.
A parte, ella también está en esa fase de descubrimiento,  de exploración y se frustra cuando no consigue alcanzar lo que quiere o cuando no consigue ponerse en pie. Y todo esto se traduce en lloros, por parte de una y lloros por parte del otro.

Se han juntado dos etapas de crecimiento difíciles y tan diferentes que a veces me veo desbordada por la situación. Incluso en algún momento me he visto tentada a unirme a esas fiestas de llanto que se organizan en casa, venga los tres a una como Fuenteovejuna!😭😭😭😭😭.

Es el momento de aceptar que las cosas están cambiando,  que se inicía una nueva etapa, que empezaremos con una nueva rutina que seguramente en breve también cambiará, porque esto avanza a pasos agigantados.
Ahora entiendo la insistencia de muchas madres del parque en preguntarme que tal lo llevaba, cómo me manejaba con dos niños tan pequeños. Si soy sincera, alguna vez pensé que ese miedo a tener los hijos tan seguiditos venía causado por madres quejicas, que se agobian por todo y que le echan mucho cuento al tema para conseguir más ayuda por parte del padre o familiares.
Resumiendo que esto me parecía cosa de niños ( y nunca mejor dicho). Ahora todo se empieza a complicar y ahora sé lo que es no tener tiempo. Parece broma pero realmente no tengo tiempo de mirar el móvil muchas veces, tengo aparcadas las redes sociales y cada día me es más complicado buscar un rato para editar en el blog, cada vez tardo más en publicar un post y no es porque no quiera, realmente no tengo tiempo material. A veces me siento desbordada, pero esta nueva situación bastante caótica no me asusta. Sé que es una nueva etapa necesaria para su desarrollo y cuando la situación me supera, espero a que venga su padre del trabajo, le dejo a las fieras sueltas y me meto a la cocina para terminar de hacer la cena y la comida del día siguiente.  Y a pesar de que sigo trabajando, se me olvida el estrés al pelar patatas o al darle un hachazo al conejo😬(jijiji).
 En estos momentos límites es cuando la figura del padre es imprescindible. Y que mejor final para un día de duro trabajo llegar a casa y relajarse cómodamente en el sofá mientras dos renacuajos no dejan de chillar,tirar cosas y llorar a moco tendido porque una mosca ha pasado delante de su juguete favorito?
Sí, al final mi marido y yo formamos un buen equipo. Él no puede relajarse al llegar a casa y yo no puedo ir al baño en todo el día. 😂😂😂😂😂

En fin, que todo cambia, adaptándonos a sus cambios vamos transformando nuestra rutina y vamos asimilando que lo que antes se presentaba como fácil, ahora se va a complicar cada día un poquito más. Lo importante es saber aceptar los cambios, transformarnos también nosotros por dentro y hacer una retrospección hacia nuestra infancia,vernos de niños y entender que todo lo que les pasa,esas rabietas y lloriqueos sin sentido, son parte de su maduración, que no lo hacen para hacernos rabiar,que no son malos,que simplemente son niños.


* En el proceso de editar esta entrada,que lógicamente me ha llevado varias semanas,he de apuntar que las cosas se han empezado a estabilizar,hemos cambiado horarios de comida, hemos ampliado su libertad de juego antes de la siesta,no le presionamos para dormir y así llega un momento en el que cae rendido en el sofá y se duerme la siesta. Ya no está tan quejicoso,ni tan rebelde. Todo ha vuelto a estabilizarse en el momento en el que hemos comprendido que la rutina anterior ya no nos servia.
Y llegados a este punto,yo me reafirmo en lo culpables que somos los padres coartando la libertad de nuestros hijos para imponerles unos ritmos que son los nuestros y no los suyos. Y que fácil es acusar a un niño de portase mal y lo difícil que nos resulta a los padres admitir que tal vez somos nosotros los que estamos equivocados.

D,A,I os amo hasta el infinito y más allá, gracias por hacerme crecer,por aprender a vuestro lado,por hacer que la maternidad sea un enriquecimiento personal y madurativo.