miércoles, 9 de noviembre de 2016

SOBREPASADA POR LA TERRIBLE CRISIS DE LOS DOS AÑOS

14:30. Cocina recogida, casa adecentada, niños en la siesta y yo con 15 minutos de descanso antes de que uno de los dos me reclame. Al menos esperemos que sea la niña porque una dosis de teta hace, por lo general, que vuelva a coger el sueño.En cambio si fuera el niño...ya me puedo ir despidiendo de mi momento de relax. Ultimamente la cosa se ha calmado algo (de ahí que pueda volver a escribir en el blog) y consigo que los dos se duerman más o menos a la vez, la niña en la cama conmigo al pecho y el niño en el salón viendo los dibujos. Pero hasta hace bien poco eso era prácticamente imposible. Adrián se negaba a dormir y se ponía como un loco (cosa bastante lógica por otra parte, ya que se caía de cansancio)alborotando toda la casa y tirando todo lo que hallaba a su paso. Una locura de verdad. Y la cosa empeoraba cuando se le ocurría la genial idea de ir a molestar a su hermana mientras le daba la teta. Resultado: dos niños alborotados y una madre atacada de los nervios. Y claro, todos sabemos como se suavizan los nervios...pegando un grito de esos que te dejan la mar de calmada...PUES NO!PROHIBIDO! NO MAS GRITOS! NO MAS ENFADOS!!. Ese ha sido mi propósito a la hora de educar a los niños. Sé que son niños, que ellos no lo pasan bien cada vez que tienen una rabieta y sobre todo me da la vida pensar que esto es una etapa y que va a pasar. Pero he de confesar que es muy difícil el no poder descargar la ira. El quedarte con el estrés dentro y sólo decir lo más calmada posible: ahora mamá está muy enfadada. Es muy duro cuando no hay más que gritos y lloros porque ese cuento es mio, o porque me ha pegado o porque quiero ver los dibujos de Zootrópolis por quinta vez en el día. Supongo que cuando sean más grandes será más fácil razonar con ellos, pero ahora es absurdo intentar explicarles las cosas, aunque yo no dejo de hacerlo con la esperanza de que algún día alguno me responda: tienes razón mamá, no lo volveré a hacer!! Cosa de locos Pues en esta tesitura me hallo. En una lucha constante con dos fierecillas que no me dejan cinco minutos de respiro. Lo que más me preocupa de todo es la manía que ha cogido Adrián de pegar a su hemana. La pega por todo, si está tan tranquila viendo la tele ahí va él y zasca! un tortazo a mano abierta así porque sí. Que están leyendo un cuento y ella quiere pasar página zasca ota bofetada. Que se la cruza por el pasillo pues hala venga te empujo...y así en eun sin fín de ocasiones. He de confensar que es lo que más me desespera, no sé cómo enfrentarme a eso, por más que se le explica que eso no se hace, nada, no hay manera. Le pide perdón y a los dos mimutos ya está la otra gritando porque la ha tirado al suelo.No sé como hacerle enternder que eso está mal y muchas veces me pregunto cual fue el punto de inflexión en el que todo cambió y dejó de ser un niño tranquilo a un castigador. No encuentro consuelo y a veces me he puesto a llorar como una niña pequeña, como hacía años que no lloraba, porque la situación me desborda. No tengo recursos para controloar la situación, se me escapa de las manos y tengo miedo de que acabe evolucionando y se convierta en un niño violento. En casa nunca vio esas actitudes y en el parque si bien es verdad que ve muchas cosas, no creo yo que le haya afectado tanto algo para que lo haya asumido como propio. Tengo la esperanza como dije antes de que esto sea una etapa y al final todo pase, pero sí que he de asumir que a veces tengo miedo de que no pase. Gracias a autores como Carlos Gonzalez, Julio Basulto o Rosa Jové y su involucración en la crianza respetuosa y con apego, puedo salir de esos momentos de desesperación en los que me culpo constantemente y me pregunto en que momento empecé a fallar como madre.