miércoles, 27 de septiembre de 2017

PRIMER DÍA DE COLE

Muchas veces había pensado en este momento...
Cuando son bebés, los padres solemos fantasear bastante con este tema porque lo vemos tan lejano, que es como sin nunca fuera a llegar ese momento. Fantaseas viendote en casa sin niños, haciendo las cosas tranquila, leyendo un rato un libro,yendo a la compra sin estrés. Pero por lo general no nos paramos a pensar en lo que realmente va a suponer el comienzo del cole para nuestros hijos, hasta que se va acercando el momento, es ahí entoces cuando se te plantean las dudas: ¿ Cómo reaccionaría mi chiquitín con una rutina tan marcada y sin mamá tantas horas?

Nunca se me había ocurrido pensar que la entrada en el colegio pudiera suponer una situación de estrés para los hijos y para los padres. Siempre lo ví como un proceso natural del aprendizaje del ser humano y no me planteé más historias...
...Hasta que fui madre, claro.

Y como siempre pasa en la maternidad, todo parece más fácil visto desde fuera. En cambio cuando estás en pleno proceso, te asaltan las dudas, los miedos y las inseguirdades.

Yo he tenido la suerte de que mi hijo ha entrado en el colegio con tres años y medios, pero me puedo imaginar cómo se sentirán los padres que tienen que llevar a sus hijos con un año menos.Y es que en estos casos, la edad si importa.

Se les exige la misma serie de requisitos físicos y de psicomotricidad a niños que pueden llevarse un año de diferencia, que a lo mejor con seis años no se nota, pero con dos y tres sí.

NUESTRA EXPERIENCIA

Superadas todas las habilidades necesarias para ir al colegio, se me planteaba la duda o mejor dicho el miedo a como sería la reacción de mi hijo a esta nueva etapa de su vida en la que él ya iba a ser plenamente consciente del cambio que iba a suponer.

Si bien es cierto que no me asustaba tanto el hecho de cómo iba a relacionarse con otros niños, debido a su sociabilidad, sí lo hacía el pensar cómo iba a llevar la vida lejos de mamá, ya que él nunca ha ido a guarderías, ni se he separado jamás de mi. A todos los sitios he ido con mis hijos y me asustaba un poco el pensar que tantas horas sin mí podría suponerle una sensación de abandono por mi parte.

Muchos meses antes, le empezamos a hablar del colegío, lo que era, para que servía y lo que suponía en su vida y rutina. Lo hacíamos de forma positiva eliminando en nuestra entonación cualquier tipo de duda o inseguridad que pudiéramos tener nosotros.

Empezó a picarle la curiosidad y a tener ganas de ir.
Le llevé el día de puertas abiertas del cole para que viera in situ de lo que le estábamos hablando y llegó si cabe más ilusionado.

Así llegó el primer día de cole, estaba ilusionado, nervioso y deseando entrar!
El primer día entramos los padres un rato y yo fui la primera en marchar porque le vi jugando y tranquilo.
Al recogerlo, le vi que tenía los ojillos un poco llorosos y me dijo su profe que al final preguntaba mucho por mi... ( en sólo 2 horas que fue)

El segundo día quería ir pero sin que yo me fuera...Esto sumado a que el 60% de los niños de su clase lloraban, hizo que entrara a clase compunjido y con los ojos llenos de lágrimas pero sin llorar.
Cuando lo recogí 2 h después me dijo su profe que lloró bastante al entrar en clase pero que luego se le pasó y estuvo bien todo el rato.

El tercer día directamente ya no quería ir y aunque intentó aguantar sin llorar cuando abrieron las puertas para entrar se vino abajo, me abrazaba llorando sin consuelo y me decía que no me quería dejar, que no quería ir. Cuando se lo llevaron, fui yo la que me vien abajo y no paré de llorar en el coche. Estuve todo el día fatal, fuera de mi y cuando llegué a recogerlo, me dijo su profe que lloró un poco pero que al final estuvo muy bien.

A él le tocó entrar en miercoles ( por el período de adaptación)asi que la semana se redujo a 3 días.

En este punto quiero comentar, que nos dieron un cuestionario que teníamos que cubrir sobre cómo era nuestro hijo, para así facilitar  a la profesora y a los niños este proceso de conocimiento mutuo. Pues bien, todo lo que escribí sobre mi hijo, no tenía nada que ver con lo que yo veía que hacía él en el cole. Le puse como sociable y en el patio le vi jugando solo, le puse que era un niño que no se dejaba amedrentar y le veía como temeroso de algún niño... Os ha pasado a alguno? Yo lo comenté con las mámás con las que tengo más confianza y a ellas también les había pasado. Me tranquilizó porque supuse que formaba parte del proceso de adaptación al igual que el que no comiese en las dos primeras semanas. Llegaba a casa y lo único que quería era sofá y estar tranquilo nada de comer. Yo no le forcé. A la tercera semana, todo se normalizó.

La semana siguiente fue rodada, quiso ir todos los días, y no lloró al entrar y a pesar que cada vez que iba recogerle me decía la profesora que preguntaba por mi, dos días después todo se normalizó.

Asumió perfectamente esta nueva rutina, y lo mejor de todo fue que la acaptó con gusto. Le gusta ir al colegio porque se dió cuenta que después su mamá iba a estar allí, todos los días estaba, así que no había nada por lo que preocuparse. Él disfrutaría de los juegos en clase porque sabía que después iba a tener todo el día para estar con su familia.

Una vez más me sorprende la naturaleza de mi hijo, una vez más me lo vuelve a poner fácil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario